Llegaste a mi vida en enero del 2010.
Con miedo te abrí mis brazos sin saber que tal seria nuestra relación.
Estaba separada del mundo fotográfico desde hacía más de 20 años y el analógico
había quedado obsoleto abriendo camino a
la era digital.
Había que ponerse al día.
Gracias a la acogida por parte de los componentes de AFOCO, entré de nuevo en
la práctica, adquiriendo más o menos soltura en el manejo de la digitalización.
Megas y megas de imágenes que me sirvieron para acercarme más a aquello que deje por
responsabilidades familiares. Demostrándome a mí misma que podía hacer algo más
que plasmar recuerdos, dando suelta a mi creatividad y poder compartir con
aficionados que, con sus consejos opiniones y críticas, modelaba más mi creación
y lectura de las imágenes que iban
saliendo de ti.
Juntas hemos
dado tonos, matices y dinamismo a las historias contadas.
Hemos podido
transmitir una emoción, un sentimiento a través de una imagen.
Desde aquí quiero agradecer a cada una de las personas que me ayudaron
a cumplir la asignatura pendiente de mi vida. Poder demostrarme que valía para ello, que tenía esa habilidad natural para adquirir los conocimientos y
desenvolverme adecuadamente en la materia.
Cuando algo se
rompe nunca vuelve a ser igual.
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