Cuando me llamó Antonio Berzosa para explicarme el proyecto y solicitarme como parte del grupo activo del mismo, no pensé ni un minuto en lo grande que era el asunto y dije que sí, que podía contar conmigo. En ese momento no era consciente de todo lo que se iba a remover en mi interior.
El primer contacto fué una reunión en el Hospital San Juan de Dios donde el Oncólogo Juan de la Haba y el coordinador Javier Cantero nos explicó a las pacientes, familiares y a los que íbamos hacer las fotos en qué consistía la idea.
Una iniciativa para humanizar la alopecia originada por el tratamiento
que reciben las personas que contraen esta enfermedad. Una exposición
fotográfica donde mostrara que sin pelo también se puede estar bello, que no
hace falta pelucas o pañuelos. Que el silencio de la gente y las miradas con
intención deben terminar y que hay que salir a vivir, afrontarlo como una etapa
puntual que se recuperará en poco tiempo, el pelo cae, las pestañas y las cejas
desaparecen, pero en unos meses cuando esta etapa termine, vuelve a salir, solo
es un efecto secundario de un tratamiento que va curando pero que a las mujeres
nos importa mucho, es nuestro pelo.
Me asignaron a mi compañera de trabajo y nos vimos en el Hospital Provincial después de una sesión de quimioterapia, ella llevaba su pañuelo y yo llevaba mi peinado de peluquería. Le mostré algunos de mis trabajos, le comenté que mi fotografía no era de pasarela ni retratos, aun así, le gustó lo que vió y empezamos juntas a vivir esta aventura que aún no ha acabado.
La firma de ropa Matilde Cano ha sido colaboradora cediendo sus trajes para la sesión de fotos que se ha realizado en el palacio de Viana, otras “pacientes/modelos” han optado por una sesión fotográfica en un ámbito más familiar y con su propia ropa. Juntas fuimos a la tienda a ver el vestuario, su marido Jose y yo vimos como las dependientas le ayudaban a probarse los vestidos que ella ya había visto en internet.
La organización de Calvas y Bellas nos facilitó un horario
para la sesión de fotos en el Palacio de Viana y para el reportaje audiovisual
que también acompaña a este proyecto. Una grabación que suma aún más con las
experiencias de cada “paciente y fotógrafo”. Respetando siempre las medidas de
seguridad contra el Covid-19.
Con cámara en mano y otra por si fallaba la principal, baterías a tope, tarjetas de más, flash, reflectores, trípode y demás accesorios para crear momentos divertidos, paraguas de colores, confeti y miles de ideas en mi cabeza y un puñado grande de nervios, me puse en marcha camino Palacio de Viana. Una María José diferente iba a enfrentarse otra vez a sus miedos, al dolor de tener el Cáncer frente a frente. La herida vuelve a sangrar y mis recuerdos se agrupan en un solo momento “” Sigue con la fotografía, no debes dejarla”” unas palabras que me golpean repetidamente escuchadas en los últimos días que estuve contigo en el Hospital cogidos de la mano. Inspiré antes de la sesión y recordé las palabras de ánimo de Jesús “Amor mío, el primer “disparo” será el más complicado, pero después deja salir lo que llevas dentro y disfruta de cada segundo. Confía en ti, relájate y vívelo con una sonrisa. Pásalo bien con Isabel y haz que ella también viva ese momento como uno de los mejores que le va regalar la vida, que Juan estará ayudándote y se sentirá orgulloso de ti, sabes que no estás sola. Ánimo amor”
Agarré las fuerzas que me transmitía Isabel y juntas creamos una fantasía, genial e irrepetible, ella tan bella, yo tan sudorosa, ella calva, yo de peluquería, ella con una mirada de esperanza, la mía detrás del objetivo capturando esa fuerza que le emanaba por los poros. Una Isabel valiente, generosa, segura y convencida de que lo que estábamos plasmando sería un paso muy importante para aquellas mujeres que se enfrentaran con esta maldita enfermedad.
Minuto a minuto íbamos dando forma a este proyecto que junto a otras 9 modelos/pacientes y compañeros de fotografía estábamos creando.
Agradecer a Jose y Lola, marido y hermana de Isabel por hacerme
más fácil el trabajo que desinteresadamente he prestado a este proyecto.
Gracias a Jesús por “estar” cuando yo ni “estoy”.
Mi trabajo está dedicado
a todas las mujeres que han pasado y están pasando por esta enfermedad.
Y sobre todo a Juan, porque todo lo que sé de fotografía
te lo debo a tí, por hacerme más fuerte frente al cáncer que se te llevó y que
sepas que lo sé, tú estás detrás de todo esto.
Nada es por casualidad. Aprendiz de todo y Maestra de nada.
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