Hoy visitamos la antigua Facultad de Filosofía y Letras de
Córdoba, que en el siglo XIX funcionó como hospital de agudos.
Si alguna vez pasas por su estancia y ves viejas firmas
iniciales en las ventanas, marcadas por el paso del tiempo, y escuchas un
sonido metálico, apresúrate a ver si estás cerca del aula que conserva el
recuerdo del pasado, con raíles que llevaban cuerpos sin vida a la morgue. Si
en esa habitación sientes una bocanada de frío, reza y acepta que lo paranormal
podría estar presente.
Mientras todo esto sucede en la facultad, sus alumnos
continúan con sus estudios, enfocados en sus libros y clases, ignorando los
rumores y leyendas que envuelven el lugar. La vida académica sigue su curso,
con estudiantes que llenan las aulas y pasillos, dedicados a alcanzar sus metas
y a construir su futuro, sin dejarse distraer por las historias del pasado.
¿Quién sabe si todo esto es verdad? ¿Realmente aparecen, o
es solo una sugestión colectiva? Vemos reflejos, señales, sombras que se
mueven, olores; todo parece real. Estamos rodeados de misterios. La facultad
siempre está llena de ruido, y cada vez que pasamos sus muros, esos detalles
nos envuelven. Son ciclos de historia que se repiten, ecos de un pasado que aún
resuena en los rincones de este antiguo edificio. Tal vez sean solo leyendas,
pero la sensación de lo inexplicable persiste, alimentando nuestra curiosidad y
temor.